viernes, 23 de julio de 2010

Rencor, reflexión y realidad

RENCOR
A veces, las mujeres se enredan en un ir y venir dicotómico de inseguridades, vanidades, rencores y temores. ¿Qué digo? Tanto tiempo he buscado y recalco, no encontrado una mujer perfecta para mi, a veces uno imagina, o piensa y se crea modelos o vive modelos, las usa y las tira, sólo conserva un olor, una mirada, o quizás un vestigio de su ropa interior, pero encontrar, es un milagro, así.

REFLEXIÓN

Como se habrán dado cuenta, todos buscamos una razón para no caer en un precipicio interminable de desvelos, sueños perdidos, corazones rotos, piedras incrustadas en las manos cuando te has caído en el pavimento una y otra vez, sin embargo, y repito, sin embargo, el sueño se cierra y se acaba tarde o temprano, el hielo se vuelve uno de los peores enemigos, todo es frío, todo son nubes azul marino, relámpagos.

Es por eso que una botella de vodka helada, una botella de ginebra, o dos, resultan ser uno de los elementos necesarios en los últimos días de vida, los que ahora vivo. Me derrito, me consume el recuerdo, me desintegra la madrugada, el sol quema, el aire congela, los ojos se extrañan, no queda nada, el agua se convierte en ácido, un licuado de ácido que ahora si puedo y debo tomar.

REALIDAD
Pudimos haber sido reales, pudimos habernos visto de noche o de tarde, a las 6, buena hora; un plato de zanahorias, un beso quizás, la sala de mi casa, quizás, pero no llegaste o te fuiste, da igual, es hora ya de cerrar las puertas.
Ahí estabas, estábamos con las manos cercanas, tratando de olvidar el pasado efervescente de cada uno, intentando perder la cabeza a la fuerza, distrayéndonos del dolor, destruyéndonos de tequila.

No hay comentarios:

Publicar un comentario