domingo, 25 de julio de 2010

Hielo

Estoy varado en la soledad. Desesperado por salir de esta isla de dolor. De lágrimas sinceras, de truenos, sol, flores vacías. Estoy sin voz desde hace 120 horas, porque no puedo decir lo que siento. Porque dije demasiado. Porque cruce océanos de tiempo para una respuesta insuficiente, para mirar la realidad, para no beber, para encontrar mentiras, para encontrar anhelos que se rompen.

Cuando terminas con alguien, cuando el otro no te mira, te desprecia, te tira al suelo, cuando haces lo que tenías que hacer pero en la mente de otro es algo innecesario, algo egoísta…(están pasando los helados, que música tan triste). Tus pies se meten el hielo.

hasta las 6 am, en prender la calefacción aun cuando no es necesaria, es tiempo otra vez de decir mentiras, de oler a ginebra, de escupir ginebra, de torcer tobillos, de revolcar camas, de sacudir anillos, de gritar con fuego que si, te desprecio y el infierno esta esperando…


viernes, 23 de julio de 2010

Quizas

Te presentas como eres, tal cual la gorra, la barba, el corazón empuñado.
Lustrosos días de silencio, sonrisas y yemas de huevo desperdiciadas. Alejandra no te quiere. Pelo extendido, razonar, sonar, resonar, humedecer, recordar, reanimar, dar electroshocks helados de vida. Invítame cervezas, whiskey, shandy y ahí veremos si los besos son eternos o las caricias se concilian en un viaje de barco por el canal.

Es de noche, lo sé, es de noche y las velas se refugian los gritos salen de las coladeras, vidrios que estrellan el suelo, arranques infructuosos con coraje de azotea.

Esta no es la vida que me mostraste, esta no es la vida que robaste. Ésta es la que queda, vacía, sin pantalones, sin excusa, redundante en tristeza y desencanto, poderosa en lágrimas, temporal de abandono, truenos y granizo, resequedad facial, corporal, sequedad arqueológica.

Falta agosto y septiembre para curarme, y quizás, después, se abra el cielo, la fortuna en rueda circule por mis pulmones, el sombrero caiga de lluvia, la cicatriz interna madure en un odio resoluto, infestar tu sonrisa con abracadabras oscuros, parcelas interminables de llanto y al fin, tu amargura.

Y por favor, que pare aún el dolor.

Rencor, reflexión y realidad

RENCOR
A veces, las mujeres se enredan en un ir y venir dicotómico de inseguridades, vanidades, rencores y temores. ¿Qué digo? Tanto tiempo he buscado y recalco, no encontrado una mujer perfecta para mi, a veces uno imagina, o piensa y se crea modelos o vive modelos, las usa y las tira, sólo conserva un olor, una mirada, o quizás un vestigio de su ropa interior, pero encontrar, es un milagro, así.

REFLEXIÓN

Como se habrán dado cuenta, todos buscamos una razón para no caer en un precipicio interminable de desvelos, sueños perdidos, corazones rotos, piedras incrustadas en las manos cuando te has caído en el pavimento una y otra vez, sin embargo, y repito, sin embargo, el sueño se cierra y se acaba tarde o temprano, el hielo se vuelve uno de los peores enemigos, todo es frío, todo son nubes azul marino, relámpagos.

Es por eso que una botella de vodka helada, una botella de ginebra, o dos, resultan ser uno de los elementos necesarios en los últimos días de vida, los que ahora vivo. Me derrito, me consume el recuerdo, me desintegra la madrugada, el sol quema, el aire congela, los ojos se extrañan, no queda nada, el agua se convierte en ácido, un licuado de ácido que ahora si puedo y debo tomar.

REALIDAD
Pudimos haber sido reales, pudimos habernos visto de noche o de tarde, a las 6, buena hora; un plato de zanahorias, un beso quizás, la sala de mi casa, quizás, pero no llegaste o te fuiste, da igual, es hora ya de cerrar las puertas.
Ahí estabas, estábamos con las manos cercanas, tratando de olvidar el pasado efervescente de cada uno, intentando perder la cabeza a la fuerza, distrayéndonos del dolor, destruyéndonos de tequila.

Lilac wine...

Sin dormir, despertando frío, ardiendo, sintiendo el vapor en los ojos; sin sol ni luces verde, sólo lágrimas y gotas, nubes, elefantes y patos en el cielo. 37 recuerdos ó 50 películas recorren dentro de mi y se conectan con las venas, la sangre se transporta y el corazón se sacude, entonces las lagrimas no sólo están sobre los techos, los hombros de la gente que camina por la calle o las ventanas de los autos. Horas más tarde despierto con el pelo revuelto y el corazón sigue sacudido, pero ahora la garganta se seca y se conecta con los ojos, ahora la lluvia sale de los ojos, nada más; los hombros de la gente parecen secos ya, las casas ya no son un mar.
Pero esta lluvia, ésta vez, no puede ni quiere detenerse, no quiere ni puede detenerse porque en alguna momento tendrá que inundar el espacio entre tus manos y mis manos y entonces, sólo tendremos que cruzar una mirada, esperar una ola de agua dulce y sentarnos para siempre.

Es así, me quedo vacio, sin algo, sin nada
Te desconozco
Quizás soy yo,
Esta vez no hay noche
Ni lágrimas
Ni hombros
Ni humo
Queda el viento, frío
Y mis manos

¿Has probado alguna vez el efecto que tiene un trago de whiskey seco? no me refiero a un whiskey con hielo y agua mineral en tardes encantadas de abril caluroso, un caballo en mes de otoño, gasolina, sonrisa de infierno, el infierno quizás no existe. Nunca mientras estés sentada, mirándome, insomne, reducido a dos palabras, una voz intermitente, mañanas con ojos sudorosos, oídos que no resisten.
Creo que llegó el minuto, creo que la tarde se está desvaneciendo.