lunes, 13 de septiembre de 2010

Es así...

Hay que apretar el corazón, cerrar los párpados, voltear la cabeza inmediatamente, mojarse la cara, un golpe certero con la cuchara en los nudillos. Encuentras a alguien con otro alguien.

Es así, como así, un suspiro doloroso lento e inmediato. Casi siempre nos convertimos, nos transformamos en lo que nunca quisimos ser, en lo que siempre vomitamos.

Y de pronto la encuentras en medio de un grupo de gente horrible, bailando con el más horrible del grupo de gente horrible, bebiendo de un vaso horrible, una bebida roja, horrible, la pregunta es ¿por qué estás ahí?

Hay que apretar el corazón a veces, cuando es de noche, cuando las calles te conducen en un perfecto plan insolente y destructor; los minutos exactos, un deseo de alguien más por exprimir más lagrimas, pero estás ahí, solo quizás, o acompañado de alguien que en verdad pertenece a ese horrible lugar, pero tú no, sabes que no estarías ahí si no fuera por ella.

El espacio diferente, sin parar, vuelas, pareces estar volando, ¿seguirás aquí?.
No lo necesitas pero las ganas de doler te mantienen pegado a ese suelo, lleno de colillas de cigarro, bebidas dulces pegadas en el suelo, y es ella, es sólo ella la que te mira, y te duele, no sabes como duele.
Pero te das cuenta, sí, ella es horrible.