domingo, 21 de marzo de 2010

Hoy

Estaba recordando, estaba recordando el día que nos conocimos y también cuando apenas así, toqué tu mano y la quitaste; también recuerdo estar sentado frente a ti, de noche en una cama deshecha y no por nosotros, frío y una chimenea abajo prendida. De día tirados en el pasto seco; un recuerdo, dos recuerdos mirándonos en la carretera y comer helado ¿vainilla imperial? querer besarte y no poder. Puta timidez, por eso tomo ginebra, por eso me muero instantes, dormir contigo, eso, dormir.

Llego a mi casa, solo, de mañana, doy un trago a la botella de whiskey.
Salgo al balcón con el sol apenas.

Las seis de la mañana dice el reloj, trato de alcanzarte con mi brazo extendido, con mi mano extendida, con mis dedos extendidos. Afuera las olas dejan de romper, sólo huele a espuma de sal, a arena dormida, a ron, a ti, a mi sin ti. Un pájaro grita…

Hoy estoy mal, un poco más mal que ayer. El refrigerador vacío, el mar lejos, la sopa de lentejas se acabó y la libreta llena de nombres se quedó en su casa, -no quiero hablarle por supuesto-, las hojas llenaron ya la terraza, mi banquito también. De repente todo parece tan ausente, tan como si el fuego de anoche se hubiera apagado con hielos, de golpe, echando llamas de vapor blanco, Aquí yazgo como en la tierra blanda de un campo de batalla, desangrándome con las manos amputadas y el corazón y la camiseta oscura.

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